Un policía se politiza cuando atiende más a intereses políticos y partidarios que a su profesión y de eso abunda en nuestra fuerza policial en los cuadros de Oficiales Jefes y Superiores, pero a diferencia de otros países europeos, por estos pagos el beneficio que persiguen puede ser económico, ascensos jerárquicos o un buen destino de acomodo. No hay nada que ocultar, ya está todo inventado.
Antes
de contestar nuestro título te vamos a explicar que es una Policía Política, no
es más ni menos un cuerpo de policías que sirven a los intereses del poder de
la política, de un gobierno o un partido
político determinado o cualquier otra institución que busca mantener una
situación dominante sobre ciertos intereses. A diferencia de una policía
convencional, este tipo de policías no luchan contra los criminales en el
sentido estricto, sino se persiguen otros objetivos ligados al poder. En muchos
países se ha utilizado para fines de represión social y persecuciones
ideológicas. En Mendoza estamos en el borde.
Esta
cantado que en la Argentina las policías son utilizadas por el poder político,
desde el Obelisco hasta la Muralla China.
En
Mendoza no se discute tanto este tema del color político del uniformado porque
existe una subordinación natural por la condición o función policial que se
disimula notablemente con la estructura vertical y la conformación de
autoridades del Ministerio de Seguridad. La comandancia política sabe que los
policías no tienen muchas chances de pensar órdenes, analizarlas, estudiarlas o
criticarlas, en fin, una policía pensante, estudiada, eficaz, eficiente e
inteligente podría hacerle saltar la liebre a ciertos intereses escondidos. No
profundicemos porque oscurece.
Todos
estos ciclos estratégicos que sufren las fuerzas de seguridad se vuelven a
repetir cada vez que hay cambio político. El lema “el que pega primero pega dos
veces” se repite para bien o para mal porque no deben quedar márgenes de
debilidad, entonces jugamos con la seguridad del mendocino creando fantasmas
periodísticos para desvalorizar, poner en tela de juicio y menospreciar a 10.000
hombres y mujeres que eligieron el apostolado de la seguridad pública o ciudadana,
como si no fuésemos de esta sociedad.
De
acuerdo a mi criterio la estructura política viene fallando notablemente. La
creación de la Inspección General de Seguridad fue un buen invento para ligar
de alguna manera los intereses de todos los partidos políticos en el control de
las fuerzas de seguridad mendocinas, pero al parecer algo falló. Por otra parte
cuando este contralor es llevado a cabo solamente por el Gobierno de turno
estamos frente a un problema preocupante, porque volvemos a incurrir en errores
pasados. Yo soy Gobierno, yo controlo mi
policía y saco corriendo a quien quiera, no tengo oposición.
En otra
vereda todos aquellos que queremos y deseamos fervientemente la emancipación y
profesionalización de la fuerza policial que creemos fervientemente en la
Sindicalización como otra variante para poner acentos donde hay errores, somos
llamados opositores. Vemos que esto sigue exactamente igual que hace treinta
años con los mismos prejuicios y estrategias políticas.
En
síntesis el tema de la inseguridad ya no es un tema social por excelencia, es
un tema netamente político, se resuelve bajo ciertos criterios que escapan a
los intereses ciudadanos.
El
manoseo constante de una Institución democratizada a medias está ocasionando
serios perjuicios en los hombres y mujeres que la componen. La fuerza policial
mendocina se encuentra en crisis, pero la estructura política social también y
esto lo que intentan tapar.
Yo
no quiero imaginar, pero si la fuerza policial mendocina tiene Oficiales Jefes
y Superiores corruptos, ¿ qué va a pasar con los Directores, Subdirectores,
Asesores, Ministro, Secretarios, etc.. del grupo político que los vio pasar ?, ¿
saldrán ilesos o no tienen responsabilidad ?.
Los Policías en actividad o retiro no queremos pensar que la salpicada
llega solamente hasta la Ley 6722.
Si
hablamos de politización de la fuerza policial representa una forma de
violencia institucional o gubernamental que vienen empleando ciertos niveles políticos
para alcanzar metas proselitistas o fines similares. Realmente les anuncio a
mis colegas que estamos perdidos y les anuncio que los ascensos van a seguir
siendo políticos.
Tras
los hechos que vienen ocurriendo en Mendoza podemos llegar a la conclusión de
que aquella transformación política de la fuerza policial comenzada en el año
1998 ha sido un total fracaso. Los resultados a la vista nos llevan a discutir
públicamente que dicha intervención ha generado una herida muy difícil de
cicatrizar en el recurso humano policial.
Hagamos
un paneo por latinoamerica y podremos observar que todas las fuerzas de
seguridad viven casi los mismos problemas. Bolivia por ejemplo en su actual
administración defiende a la sociedad y conserva el orden público solo cuando
lo instruye el Gobierno de turno; no importa qué clase de desmanes surjan, si
no hay un guiño de la autoridad política los uniformados no mueven un dedo,
algo inconcebible pero real que se vive a diario. No estamos muy lejos de que esto ocurra.
En
Mendoza no hay plan de seguridad que cambie estos aspectos, por consiguiente seguirán
los conflictos en aumento, la fuerza policial abandonada y reprimida en cuanto
a sus derechos laborales hasta tanto no existan un cambio político importante.
Existe
una solución llamada optimismo que anuncia un cambio de paradigma en el
pensamiento de los policías y la unión
para el bien común. No importa cuánto el Gobierno de turno obstaculice los derechos
del trabajador policial o los intente ignorar, siempre va a ganar el bien
común. Por eso les pedimos a todos
nuestros compañeros que sigan la lucha de cerca a sabiendas que el camino es
sinuoso, pero con un final alentador.
Habría
que analizar profundamente esta transformación política social desde varios
aspectos y decidir si nuestra policía debe tomar una postura beligerante antes
estos cambios.
Para
vos político mendocino ¿vos crees que pegándole a la fuerza policial vas a
afianzar la identidad político partidistas para tu permanencia en el poder?
Los hechos de corrupción de nuestra policía tienen socios políticos. Sino saquen las manos del plato.
Al Policía corrupto hay que cesantearlo rapidamente y no dejarlo caminar como han hecho hasta ahora con las Instituciones del Estado. Mea culpa Señores.
Mostremos
cordura y abramos el juego porque el tema de la inseguridad es responsabilidad de todos.
Subcrio.
R Francisco Cordón
Apoderado
Si.Me.Pol.