La
Policía de Mendoza está deprimida, hay una sensación de desesperanza colectiva.
Es el momento de ayudar a nuestra Institución azul.
Estamos
todos de acuerdo que el trabajo policial
es considerado una profesión de alto estrés ya que los efectivos están
expuestos a situaciones violentas, nocivas y exigentes. En la condición de estrés
excesivo hay manifestaciones a nivel físico y psicológico que afectan
directamente su quehacer policial y su vida personal y familiar. Cuando la
ciudadanía y las autoridades ministeriales ignoran este concepto, menosprecian
al ser humano policial y su familia. La idea de este trabajo apunta a
reivindicar o crear conciencia que estamos en serios aprietos de todo tipo y
nadie toma cartas en el asunto, nadie quiere hablar al respecto, y lo que más
duele que no exista una campaña gubernamental ni social protegiendo a sus ángeles
guardianes. Es muy triste ver en artículos periodísticos forrados de amarillo
un compañero que se suicidó, otro procesado y otro exonerado. Siempre bajo la
misma lupa, le corremos la cara.
Evidentemente
algo nos está pasando como sociedad y nuestra fuerza policial con un alto nivel
de sensibilidad sobre el resto de las Instituciones del Estado está siendo
afectada.
Cuando
lo personal y sobre todo el protagonismo individual absurdo nos ciega, se
pierde el rumbo. Es el caso de nuestra fuerza policial y su entorno.
Mucha
información, muchos grupos de WhatsApp y Facebook, demasiados intereses, una
lucha absurda por querer tener representatividad o acumular poder, en fin,
mientras esta dispersión siga en juego las Instituciones del Estado pierden
credibilidad frente a los sistemas que la sostienen y se produce una imagen
negativa en la ciudadanía, que es lo que hay que revertir.
Desconfía
de aquel que te dice que formó una agrupación, sociedad, cuadro, asociación,
gremio, mutual u organización y que no espera nada a cambio. Todos los seres
humanos tenemos metas y si alguien posee una imagen inspiradora, creadora y
motivacional sin dudas hay que seguirlo, pero no te comas el verso que es
simple altruismo y no espera nada a cambio en retribución.
Todos
esperamos algo. No tiene nada de malo acompañar esta fórmula “A + B = C”, donde
“A” es lo Institucional, “B” las apetencias personales y “C” los logros o
fines.
El
problema actual es que esto funciona en niveles organizativos iniciales, pero
cuando trabajamos con grandes grupos humanos la cosa cambia. He aquí mi
conjetura relacionada directamente con nuestro sistema democrático social que
nos enseña que el pueblo es soberano en cuestiones de votos y elecciones,
porque cuando muchas personas se ponen de acuerdo y vibran en un solo plano se
producen efectos positivos o negativos,
pero buscados.
Winston Churchill decía: “Si estamos juntos no
hay nada imposible. Si estamos divididos todo fallará”, evidentemente hablaba
desde la perspectiva de su experiencia hace décadas, pero es coincidente con
los tiempos actuales donde Michael Jordan manifestaba: “El
talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan
campeonatos”. Podemos dar miles de citas parecidas pero el objetivo es
convencernos a nosotros mismos que este partido se juega en equipo y que no se
trata de embarrarle la cancha al que camina junto a ti, todo lo contrario,
empezar a entender que en ciertas circunstancias de la vida debemos unificar
criterios acompañándonos.
No hace mucho tiempo, precisamente el primero
de marzo de este año, alguien o varias personas lanzaron a través de los medios
virtuales una convocatoria para que los policías se manifestaran en la
Legislatura Provincial. Los Policías hoy en día creen más en el Monje Negro o
en un anónimo que en todas las
Asociaciones que describo en la pancarta inicial y mucho menos en el Ministerio
de Seguridad Provincial. Esto es por la crisis de valores sociales y una
notable falta de credibilidad en nuestros gobernantes o funcionarios de turno.
Es como el cuento del pastor mentiroso, nos han engañado con dulces y
mermeladas tantas veces que ya no queremos comprarlas y la mayoría de los
azules piensa que la mejor forma de no sentirse traicionado es “no confiar en
nadie”. Tantas gestiones han manoseado los derechos del trabajador policial que
ahora todos, incluso los más honestos y leales personajes han sido puestos en
saco roto.
Para revertir esto faltan muchas ganas de
hacerlo y por sobre todo amor, tolerancia y templanza.
Ciertos grupos parapoliciales en la actualidad
intentan ganar espacios tirando blasfemias sobre otros. Esta todo transgiversado.
Podemos decir que dañan la imagen institucional policial. Es lamentable el bajo
nivel cultural de emitir agravios, perjuros, complotando contra personas o
asociaciones por el gusto de crear malestar. Siempre, en todos los tiempos,
esto ha ocurrido pero ahora los medios virtuales han intensificado esta guerra
absurda que no conduce absolutamente a nada positivo.
Quizás sea una utopía pensar que en algún
momento de esta historia un representante de cada una de las organizaciones
policiales que trabajan en la perisferia de la Institución puedan juntarse con un
fin determinado, sin celos, sin intereses personales, con el único objetivo de
peticionar formando un bloque inteligente de policías en actividad o en retiro.
Yo tengo esperanzas que esto se concrete.
Aprendamos de la Coorporación política argentina,
en este caso mendocina, que desde el advenimiento de la democracia viene
traspolando palabras con el objeto de traspasarse el poder entre ellos. Se
sacuden las mantas mugrientas, esconden el polvo debajo de la alfombra,
intercambian puestos en el Estado, se dicen llamar enemigos políticos pero la
verdadera misión es desorientar, crear opinión pública y seguir viviendo del
Estado. No hay nada malo en ello, son organizados, metódicos, elegantes,
soberbios y miles de adjetivos calificativos para enunciar, pero cuando se las
ven negras todos se unen porque defienden su fuente de trabajo, la política.
Todos leemos miles de blogs, grupos sociales o
whatsapp cargados de pensamientos automáticos, irracionales, exagerados,
dramáticos, negativos y encima gratuitos, sin que le podamos sacar el menor
provecho. La mitad del día veo a mis colegas policías introducidos en sus
celulares y les puedo asegurar que en sus casas continúan con este flagelo. Basta,
muchachos!, nos estamos enfermando, algo me dice que este control subliminal no
nos deja ver la realidad cotidiana. Hay que cambiar los pensamientos
distorsionados porque esta alteración virtual nos está programando para algo
que no vamos a poder dominar.
La fuerza policial tiene que empezar a valorar
los pequeños avances por más pequeños que sean, desde una simple gestión
ministerial hasta el apoyo humano de cualquiera de las asociaciones que
trabajan en la perisferia, por eso las enumero y las describo una por una.
Durante muchos años pensaba e idealizaba la
carrera policial como justa y perfecta. Muchos de mis colegas siguen idealizándola
de tal forma que sufren tanto que se quieren ir, jubilarse o hasta algunos irse
de baja. Hay muchos caminos para cambiar este paradigma que hoy nos hace daño y
tengan por seguro que no es a través de individualidades o personalismos de
algunos que negocian con el poder o tan solo se mandan la corte, todo lo
contrario es a través de la unión de todos, y digo todos para ver si mis
lectores que tienen cargos en el Estado se dan por enterados.
Si todos empezamos a reforzar los buenos
avances, nos juntamos para fines genuinos, sin dobles intenciones, empezaremos
a crear conciencia en la identidad policial.
En el camino equivocado temo que en cualquier
momento las decisiones políticas interfieran en los logros obtenidos en leyes,
decretos y resoluciones policiales alcanzados con mucho sacrificio en los
últimos años, por ejemplo menciono el beneficio del retiro policial anticipado
(un logro anhelado). Específicamente hoy existen tantas organizaciones en la
perisferia policial que buscan intereses afines que no se tocan ni en el medio
ni en la tangente, porque intentan ser escuchados individualmente y desarrollan
maniobras estratégicas evidentemente similares. Cuando llegan al objetivo
pierden fuerza y credibilidad.
Todavía existen policías en actividad y retiro
que pagan mutuales o asociaciones fantasmas en sus bonos de sueldos (aclaro que
no me refiero a ninguna de las mencionadas en la imagen o pancarta del artículo).
Benditos aquellos que por una cuota societaria esperen que les resuelvan sus vidas
civiles y policiales. Es muy fácil esperar que otro te resuelva la vida, pero tomar
conciencia, participar y ponerse la camiseta, al parecer para un policía, es
mucho riesgo mental.
Cuando una Institución comienza a perder la
autoestima se empieza a deteriorar. No puede ser que todos los policías
coincidan en la falta de comunicación institucional e interpersonal pero nada
hacen para que esto cambie. Otro de los vicios actuales que atraviesan gran
parte de la oficialidad es el miedo a perder poder y les aclaro que afuera no
son nada.
¿Qué motivación mueve a nuestros actuales policías?
Creo que la respuesta debe ser emitida por el
actual Ministro de Seguridad de la Provincia. No obstante el tema de los
Servicios Extraordinarios policiales es una materia pendiente que van a tener
que resolver de fondo éste u otro gobierno, pues los salarios y las
perspectivas de crecimiento individual no alcanzan, a pesar que el Gobierno
emita sus considerandos bastante discutibles como “los policía de Mendoza son
los mejores pagos de todos”. Desde la perspectiva gubernamental todos los
empleados públicos están bien pagos, pero no es tan así. Toda la Argentina sabe
que no hay plata suficiente para pagar la bola estatal.
¿Cuáles son los nuevos patrones de conducta inducidos por el
gobierno a nuestra policía?
Es un misterio. Con cuatro años de mandato y
funcionarios que vienen a conocer la identidad policial durante el transcurso
de la gestión es imposible establecer patrones. Somos ratones de laboratorio,
al finalizar la gestión nos empiezan a querer.
¿Cuál es el rol institucional de las Policías en Democracia?
El 90% de las personas que conducen la fuerza
policial no lo saben. Si las autoridades no lo recuerdan el pueblo lo demanda.
No quiero hablar del tema sindical porque es un
tema candente que trae diferentes posturas académicas, pero evidentemente desde
las perspectivas nacionales y como dice el bolero ”pasarán mas de mil años muchos más”… para
aceptar que los policías somos trabajadores e imploramos por nuestros derechos
laborales, sin violencia, sin huelgas,
sin faltarle el respeto a la ciudadanía. No puede ser que esta posta sindical
cada vez que se activa genere tanto miedo en el Estado. Miren hasta donde llega
el miedo y los intereses adversos que un Funcionario del Gobierno Nacional me
dijo: “Panchito, jamás van a aceptar la sindicalización policial, ni en pedo,
por miedo, ustedes pasarían a ser los sindicatos más fuertes del país, ¿quién
los frena?”….más claro agua de purificador.
Estoy convencido que existe premeditación por
parte de nuestros gobernantes, de uno u otro partido político, para que los
hombres y mujeres policías no puedan debatir ni pensar sus derechos. También
reclamo de soberbios y especuladores a todos aquellos actores políticos que tras
un cargo específico piden ayuda, roban proyectos y planes, les cambian el
título y encima los firman como de su tutoría. Como ejemplo burdo nunca pude
encontrar el mapa del delito.
Recuerden que los que hoy están arriba mañana
estarán a bajo, porque el poder no es bueno ni malo, es neutral, pero tengan el
honor de sembrar bienestar y no malestar entre sus semejantes. No entiendo
porque este país ha abandonado tanto a sus Instituciones, merece un apartado
especial.
Los llamo a la reflexión, a nuestra fuerza
policial le faltan Sociedades civiles, Empresas civiles, Fundaciones u ONG sin fines de lucro,
altruistas, que de verdad quieran ayudar y no para luego pasar factura, si no
para crear un bien. Estamos buscando pequeñas empresas que deseen luchar en la
adversidad ayudando a nuestros policías, que muestren capacidad de resiliencia
para con un Estado desbastado.
Necesitamos grupos de motivados al logro que
sepan que el camino es duro pero confiados en sí mismo, que conozcan sus
potencialidades y limitaciones.
Necesitamos que la fuerza policial se instruya
en estos temas, que se una en una sola fuerza, que se exprese con sabiduría y
que demande respeto y dignidad a quienes intenten representarla.
Sin
pelos en la lengua.
Subcomisario (R) Francisco Cordón Grimsditch
Técnico en Seguridad Pública
Instructor Nacional de Andinismo
Subcomisario (R) Francisco Cordón Grimsditch
Técnico en Seguridad Pública
Instructor Nacional de Andinismo