FOTO: INGRESO ANSES BUENOS AIRES
Mendoza,
es una provincia muy complicada políticamente hablando para dialogar y llegar a
acuerdos. Cuando uno lo hace lo tratan de opositor por el nivel de intolerancia
al diálogo; tenemos que aprender a escucharnos.
Para
un ciudadano común que desea proponer sus ideas o proyectos, tan solo poder
colaborar en cualquier materia, le es casi imposible
llegar a los destinos de resolución, la llave que te proponen es adherirte a
cualquier partido político. Los canales se encuentran bloqueados y todo tiene
que canalizarce por las vías políticas que el gobernante de turno posea.
Imaginen
para un uniformado, ya sea policía o penitenciario, lo difícil que es poder
proponer o simplemente dialogar con los organismos legislativos que analizan y
proponen los cambios, es casi imposible.
Además,
es altamente estresante para un policía canalizar las propuestas sobre mejoras
laborales y operativas por las vías jerárquicas y no ser escuchado. La ironía
es total, invitan a proponer por escrito los cambios a una semana de resolver
el conflicto. Una mentira piadosa. Este nivel de tensión humana termina siendo
contraproducente frente al trabajo, porque se burlan sus derechos a expresarse.
No existe la recompensa de ningún tipo en la faz policial, solo existe el
castigo. Una forma muy elegante de no hables porque te trasladamos, no pienses
porque te sancionamos, no mires porque no te promovemos a una jerarquía
superior. No solo tiene presión con la delincuencia sino presión política y
social demostrada.
Cada
Gobernador y cada Ministro viene a aprender durante cuatro o más años sobre “el
ser policial”. Imaginen en una carrera de 30 años de servicio cuantos gobiernos
con sus funcionarios pasaron y modificaron las vidas de la fuerza policial, sin
saber absolutamente sobre “el ser policial”, algunos alcanzaron a conocernos y
otros no. Esta es una profesión que no todos eligen, que a pesar de tener leyes
que la administran y controlan, se olvidaron siempre, desde aquella purga “Lafallista-Cazabanista”,
que el recurso humano es el cimiento más importante para combatir la
delincuencia, y si este recurso tiene pocos derechos humanos y no tiene
garantías de actuación termina enfermo, desmoralizado, agotado, sin ganas de
trabajar.
Si
le imprimimos violencia política y social a nuestros policías, estamos
imprimiendo violencia a nuestro futuro, fortaleciendo así la delincuencia.
Esto
no tiene nada que ver con nuestras miserias internas, con nuestros policías corruptos
que supimos concebir; para ellos nuestro repudio y que la justicia caiga sobre
ellos.
Este
año las Policías Latinoamericanas han descubierto que la mayoría de ellas
sufren los mismos problemas. La ola sindical resurge sin ser buscada, simplemente
porque cada vez existen más atropellos políticos que indirectamente y
proporcionalmente repercuten en los trabajadores policiales y penitenciarios
diariamente.
Señores
políticos, existen mutuales,
asociaciones, ahora sindicatos, fundaciones que quieren canalizar cambios y
vosotros no los dejan arrimar.
Tiene
que haber una apertura. No es justo que en plena democracia ciertos niveles
políticos de decisión crean que ejerciendo violencia institucional las personas
van a mejorar, todo lo contrario las fuerzas de seguridad necesitan dialogar y
ser escuchados.
En
Mendoza un 85% de los ciudadanos policías y penitenciarios viven en zonas
conflictivas o rurales. Le es muy difícil poder adquirir una vivienda propia.
No existen planes sociales de ningún tipo, ni siquiera para sus jubilados. No
poseen club, ni descuentos, ni beneficios como en otras provincias lindantes o países
avanzados. Sus jubilados andan mendigando a través de Mutuales y distintas
Asociaciones que gracias a Dios existen, sobre los aumentos que por Ley les corresponden,
algunos atrasados hasta cinco años; pareciera que Anses estuviera especulando
con la vejez para matarlos pronto del corazón. Mis respetos a varias
generaciones de soldados policías que cuidaron con mucho profesionalismo al
mendocino. Son considerados ciudadanos de tercera categoría, discriminados socialmente.
Cada Gobierno le imprime su postura con violencia institucional y cada
gobernante en campaña los usa en proselitismo barato. Las viudas y viudos de
policías fallecidos en acto de servicio son olvidadas, abandonadas por el
sistema, estigmatizadas, una vergüenza humana, pues las pensiones tardan en ser
ejecutadas hasta dos años, mientras el aparato las abandona denigrando nuestra
profesión. Hasta hace unos días nuestros uniformados imputados por algún delito
o falta administrativa no tenían ni un palenque para sostenerse, recientemente
esta Gobierno ha creado la figura del defensor del Policía, cuya figura ya la
tenían nuestros hermanos penitenciarios de Mendoza. Hay mucho más por hablar.
No
olviden nunca que un gobernador ganó las elecciones con “el mapa del delito”
que todavía estamos buscando bajo el sillón de San Martín. Este es uno más de
los gobernantes que utilizaron nuestro nombre para lograr votos.
Cada
político que se hace cargo del Ministerio de Seguridad pasa, transita, realiza
ciertas mejoras, pero nunca tocaron el tema de los derechos del policía
conferidos por nuestra Constitución Nacional, siempre evadiendo respuestas,
como si hubiéramos sido paridos en otro mundo. La Ley es muy clara, somos una
agrupación civil armada, ya no somos más semi militarizados. Entonces vamos al
punto, los policías mendocinos han demostrado acompañamiento total para y con
nuestra democracia. Aun habiendo policías enjuiciados por delitos de lesa
humanidad, que son pocos, nuestros políticos siguen utilizando el mismo
discurso de hace diez años atrás. En Mendoza no existen ni van existir
devoluciones violentas de ningún tipo, tenemos una fuerza policial con defectos
pero con buena gente.
Me
cansé de escuchar como critican a mi generación que ni siquiera estuvimos
presentes en aquella Argentina. Hasta me clasificaron.
Entonces
muchachos, dejen de atemorizar a la ciudadanía con mensajes negativos que nada
tienen que ver con esta nueva generación policial. Crearon un monstruo que
ahora tiene que empezar a revertise socialmente, porque la mentira tiene patas
cortas.
Queremos
derechos y garantías sociales como cualquier otro trabajador, participación y
dialogo permanente con los gobernantes de turno, porque estamos viviendo una
etapa de democratización policial y ciudadana muy importante para toda
Latinoamerica.
FRANCISCO
“Pancho” CORDON
Subcrio.(R)
PP
Apoderado
SI.ME.POL