viernes, 26 de febrero de 2016

Manual para trabajar para y por el Policía-Penitenciario


FOTO: INGRESO ANSES BUENOS AIRES

Mendoza, es una provincia muy complicada políticamente hablando para dialogar y llegar a acuerdos. Cuando uno lo hace lo tratan de opositor por el nivel de intolerancia al diálogo; tenemos que aprender a escucharnos.

Para un ciudadano común que desea proponer sus ideas o proyectos, tan solo poder colaborar en cualquier materia, le es casi imposible llegar a los destinos de resolución, la llave que te proponen es adherirte a cualquier partido político. Los canales se encuentran bloqueados y todo tiene que canalizarce por las vías políticas que el gobernante de turno posea.

Imaginen para un uniformado, ya sea policía o penitenciario, lo difícil que es poder proponer o simplemente dialogar con los organismos legislativos que analizan y proponen los cambios, es casi imposible.

Además, es altamente estresante para un policía canalizar las propuestas sobre mejoras laborales y operativas por las vías jerárquicas y no ser escuchado. La ironía es total, invitan a proponer por escrito los cambios a una semana de resolver el conflicto. Una mentira piadosa. Este nivel de tensión humana termina siendo contraproducente frente al trabajo, porque se burlan sus derechos a expresarse. No existe la recompensa de ningún tipo en la faz policial, solo existe el castigo. Una forma muy elegante de no hables porque te trasladamos, no pienses porque te sancionamos, no mires porque no te promovemos a una jerarquía superior. No solo tiene presión con la delincuencia sino presión política y social demostrada.

Cada Gobernador y cada Ministro viene a aprender durante cuatro o más años sobre “el ser policial”. Imaginen en una carrera de 30 años de servicio cuantos gobiernos con sus funcionarios pasaron y modificaron las vidas de la fuerza policial, sin saber absolutamente sobre “el ser policial”, algunos alcanzaron a conocernos y otros no. Esta es una profesión que no todos eligen, que a pesar de tener leyes que la administran y controlan, se olvidaron siempre, desde aquella purga “Lafallista-Cazabanista”, que el recurso humano es el cimiento más importante para combatir la delincuencia, y si este recurso tiene pocos derechos humanos y no tiene garantías de actuación termina enfermo, desmoralizado, agotado, sin ganas de trabajar.

Si le imprimimos violencia política y social a nuestros policías, estamos imprimiendo violencia a nuestro futuro, fortaleciendo así la delincuencia.
Esto no tiene nada que ver con nuestras miserias internas, con nuestros policías corruptos que supimos concebir; para ellos nuestro repudio y que la justicia caiga sobre ellos.
Este año las Policías Latinoamericanas han descubierto que la mayoría de ellas sufren los mismos problemas. La ola sindical resurge sin ser buscada, simplemente porque cada vez existen más atropellos políticos que indirectamente y proporcionalmente repercuten en los trabajadores policiales y penitenciarios diariamente.

Señores políticos,  existen mutuales, asociaciones, ahora sindicatos, fundaciones que quieren canalizar cambios y vosotros no los dejan arrimar.

Tiene que haber una apertura. No es justo que en plena democracia ciertos niveles políticos de decisión crean que ejerciendo violencia institucional las personas van a mejorar, todo lo contrario las fuerzas de seguridad necesitan dialogar y ser escuchados.

En Mendoza un 85% de los ciudadanos policías y penitenciarios viven en zonas conflictivas o rurales. Le es muy difícil poder adquirir una vivienda propia. No existen planes sociales de ningún tipo, ni siquiera para sus jubilados. No poseen club, ni descuentos, ni beneficios como en otras provincias lindantes o países avanzados. Sus jubilados andan mendigando a través de Mutuales y distintas Asociaciones que gracias a Dios existen, sobre los aumentos que por Ley les corresponden, algunos atrasados hasta cinco años; pareciera que Anses estuviera especulando con la vejez para matarlos pronto del corazón. Mis respetos a varias generaciones de soldados policías que cuidaron con mucho profesionalismo al mendocino. Son considerados ciudadanos de tercera categoría, discriminados socialmente. Cada Gobierno le imprime su postura con violencia institucional y cada gobernante en campaña los usa en proselitismo barato. Las viudas y viudos de policías fallecidos en acto de servicio son olvidadas, abandonadas por el sistema, estigmatizadas, una vergüenza humana, pues las pensiones tardan en ser ejecutadas hasta dos años, mientras el aparato las abandona denigrando nuestra profesión. Hasta hace unos días nuestros uniformados imputados por algún delito o falta administrativa no tenían ni un palenque para sostenerse, recientemente esta Gobierno ha creado la figura del defensor del Policía, cuya figura ya la tenían nuestros hermanos penitenciarios de Mendoza. Hay mucho más por hablar.

No olviden nunca que un gobernador ganó las elecciones con “el mapa del delito” que todavía estamos buscando bajo el sillón de San Martín. Este es uno más de los gobernantes que utilizaron nuestro nombre para lograr votos.

Cada político que se hace cargo del Ministerio de Seguridad pasa, transita, realiza ciertas mejoras, pero nunca tocaron el tema de los derechos del policía conferidos por nuestra Constitución Nacional, siempre evadiendo respuestas, como si hubiéramos sido paridos en otro mundo. La Ley es muy clara, somos una agrupación civil armada, ya no somos más semi militarizados. Entonces vamos al punto, los policías mendocinos han demostrado acompañamiento total para y con nuestra democracia. Aun habiendo policías enjuiciados por delitos de lesa humanidad, que son pocos, nuestros políticos siguen utilizando el mismo discurso de hace diez años atrás. En Mendoza no existen ni van existir devoluciones violentas de ningún tipo, tenemos una fuerza policial con defectos pero con buena gente.

Me cansé de escuchar como critican a mi generación que ni siquiera estuvimos presentes en aquella Argentina. Hasta me clasificaron.

Entonces muchachos, dejen de atemorizar a la ciudadanía con mensajes negativos que nada tienen que ver con esta nueva generación policial. Crearon un monstruo que ahora tiene que empezar a revertise socialmente, porque la mentira tiene patas cortas.

Queremos derechos y garantías sociales como cualquier otro trabajador, participación y dialogo permanente con los gobernantes de turno, porque estamos viviendo una etapa de democratización policial y ciudadana muy importante para toda Latinoamerica.



FRANCISCO “Pancho” CORDON
Subcrio.(R) PP
Apoderado SI.ME.POL